
La Rotura del Ligamento Cruzado Anterior (LCA) es una de las patologías articulares de mayor incidencia en caninos y la principal causa de enfermedad articular degenerativa (osteoartrosis) en la rodilla.
Causas
El ligamento cruzado anterior es uno de los ligamentos que sufren más tensión al sujetar el fémur y la tibia evitando el desplazamiento hacia delante de esta última en cada apoyo de la pata.
Su rotura puede ir asociada a problemas articulares ya existentes (caso de razas pequeñas o medianas) o directamente por un estrés del ligamento debido a movimientos bruscos.
Patogenia
En una rotura parcial o total del LCA habrá inflamación, aumento del líquido sinovial, artritis y, más adelante, artrosis a nivel de la articulación de la rodilla, terminando por estar presentes varios signos de osteoartritis.
¿ A quién y dónde afecta?
Aunque hay muchas excepciones, de forma general podemos hacer 2 grupos de animales afectados por rotura del LCA:
- Adultos de razas pequeñas, en las que suele haber algún otro problema articular en la rodilla, el cuál va ‘cargando’ el ligamento hasta que éste se desgarra
- Jóvenes de razas grandes, en las que la rotura se asocia a traumatismos o movimientos bruscos
Se cree que pueden haber razas predispuestas debido a la anatomía de la zona (patas que se apoyan muy rectas en reposo u otros factores biomecánicos).
Síntomas
Suele presentarse con una cojera (movimientos articulares dolorosos) de aparición brusca en una extremidad posterior que puede mejorar levemente con el tiempo pero sin llegar a curar. En estación, se suele observar una ligera abducción, hacia atrás, apoyándola sobre la punta de los dedos.
Con el tiempo suele aparecer una atrofia de la musculatura de la región femoral.
Diagnóstico
Generalmente, las pruebas se realizan bajo sedación y van encaminadas a:
- Comprobar la inestabilidad de la rodilla: prueba del cajón anterior (prueba de Lachman) y el test de compresión tibial
- Realizar alguna otra prueba diagnóstica como un estudio radiológico en proyección mediolateral y con una flexión articular de 90º o un estudio artroscópico
Los signos radiológicos frecuentemente observados son:
- Desplazamiento craneal de la parte proximal de la tibia respecto al fémur
- Engrosamiento de la cápsula articular fibrosa
- Presencia de osteofitos
- Artrosis
Tratamiento
En algunos casos, como por ejemplo en animales de poco peso, con edad avanzada o en roturas parciales del ligamento, se puede intentar un tratamiento conservador a base de reposo, antiinflamatorios, condroprotectores y regeneradores articulares pero en caso de seguir con la inestabilidad o en la mayoría de demás casos se requerirá la cirugía para solventar o reducir el problema de inestabilidad y posterior osteoartritis.
La solución quirúrgica es la más adecuada para proporcionar una nueva estabilidad a la rodilla y para ello hay numerosas técnicas entre las que podemos destacar el Avance de la Tuberosidad Tibial (TTA) y la Osteotomía Niveladora de la Meseta Tibial (TPLO).
Tras la estabilización se recomienda fisioterapia, control del peso y el uso prolongado de condroprotectores y regeneradores articulares, los cuales han demostrado reducir el avance de la osteoartritis.