Displasia de cadera

Displasia de cadera o displasia de coxo femoral (DCF)

Es una enfermedad hereditaria, no congénita ya que no se manifiesta en el nacimiento.
Se caracteriza por una mala congruencia de la cavidad acetabular (cadera) con las cabezas femorales que pueden aparecer luxadas o subluxadas. Suele aparecer entre los 4 y 12 meses de edad (más frecuentemente entre los 6 y 10 meses).

Causas

La principal causa determinante es la genética. Si un cachorro no tiene los genes de la displasia, no la desarrollará nunca.

No obstante, hay varios factores que, si existen durante el crecimiento del animal, agravan el desarrollo de la enfermedad :

  • sobrepeso
  • ejercicio excesivo
  • crecimiento rápido
  • alimentación inadecuada
  • alteraciones hormonales

Patogenia

En articulaciones con alguna alteración, se observa desde un ligero a grandes desplazamientos laterales de las cabezas femorales – subluxaciones – que permiten el «juego articular». La consecuencia de ello es daño, inflamación y debilitamiento de la articulación de la cadera.

La cantidad de líquido sinovial aumenta y el ligamento redondo se inflama y se estira. El cartílago normalmente liso , que cubre los extremos de los huesos opuestos, es desgastado y la cápsula articular se inflama y se vuelve gruesa. Son los cambios degenerativos de la osteoartrosis.

¿A quién y dónde afecta?

La displasia de cadera en perros afecta principalmente a razas caninas grandes o gigantes. Se produce  cuandoe hay un rápido aumento de peso y volumen corporal en un esqueleto inmaduro y a la vez con mineralización y calcificación tardías.

La edad de presentación varía entre los 4 meses en los casos más extremos y 12 meses. Sin embargo, antes de los 4 meses se puede realizar el test de PennHip donde se podrá precisar las probabilidades para que un cachorro desarrolle displasia.

Los casos de displasia de cadera en perros, por lo general, suelen ser bilaterales.

Síntomas

Algunos cachorros no manifiestan síntomas y llegan a adultos sin complicaciones apreciables. Son los portadores genéticos y los posibles transmisores a las futuras generaciones. La manifestación con todos sus signos aparecerá tarde o temprano.

Generalmente, un cachorro con displasia de cadera presenta intolerancia al ejercicio, cojeras, dificultad para saltar, subir escaleras o tumbarse debido al dolor en la cadera que, en algunas ocasiones, puede comportar un incremento de la agresión.

Los hallazgos clínicos incluyen: dolor al examen ortopédico de la articulación coxo-femoral, sonidos de chasquido en movimientos forzados o en el andar, atrofias musculares, restricción de los movimientos de la cadera y cojera en frío.

Diagnóstico

Un buen estudio radiográfico (con el animal anestesiado para que relaje sus músculos y ligamentos, en posición ventrodorsal con los miembros extendidos, paralelos y con las rótulas bien posicionadas) permitirá un adecuado diagnóstico y evaluación del grado de displasia.

Una articulación normal muestra las cabezas femorales bien formadas ubicadas profundamente en las cavidades acetabulares. Las superficies de contacto son congruentes y paralelas.

Las radiografías son evaluadas para determinar el grado de enfermedad. Para ello, uno de los índices a tener en cuenta es el ángulo de Norberg: sobre la radiografía se traza una línea que va desde el centro de una cabeza del fémur, al centro de la otra y desde ambos extremos se traza otra linea que pase por el borde acetabular dorsal, formando así un ángulo con la anterior. Según la amplitud del ángulo, tenemos que:

  • No se presenta displasia si es mayor de 105º
  • Si mide entre 100-105º, el animal tiene displasia leve
  • Si mide entre 90-100º, la displasia es moderada. Se acompaña de enfermedad degenerativa articular y aplanamiento del acetábulo
  • Si mide menos de 90º, la displasia es grave. Puede llegar a presentar luxación

Tratamiento

Existen varios grados de displasia de cadera en perros, dependiendo de los cuales el tratamiento será conservador o quirúrgico.

El tratamiento conservador suele consistir en la administración de regeneradores articulares (durante largos períodos al ralentizar o incluso detener el desarrollo de la enfermedad). Si hay presencia de dolor se pueden administrar  antiinflamatorios/analgésicos (AINEs). Es importante la reducción  del peso (si existe sobrepeso), manteniendo al cachorro lo más delgado posible dentro de lo saludable. Un menor peso del animal somete a menor estrés a las articulaciones enfermas.

El tratamiento quirúrgico ofrece diferentes posibilidades: hay tratamientos curativos como la Triple Osteotomía Pélvica y otros paliativos como la Artroplastia por Excesión de la Cabeza del Fémur o la sustitución de la cadera por una Prótesis.